El sexismo es
cualquier expresión, acto, palabra, imagen, gesto, que se basa en la idea de
que algunas personas, casi siempre mujeres, son inferiores por razón de su
sexo. En Colombia, en las últimas décadas se han alcanzado importantes avances
en la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres; sin embargo, los
desafíos continúan, ya que existen elementos de lo histórico que todavía perduran.
Los campos de
la educación, la ciencia y el cuidado son los que más continúan presentando
barreras de género. Durante el conversatorio ‘Mujeres malabaristas: diálogo
sobre los retos y avances en la ciencia, educación y el cuidado’ organizado por
el Politécnico Grancolombiano y la Secretaría Distrital de la Mujer en el marco
de la conmemoración del Día Internacional de la Educación No Sexista, se
reflexionó sobre los principales desafíos que atraviesan las mujeres en estos
campos y sobre la importancia de romper con las barreras que siguen enfrentando
las mujeres en términos de la participación equitativa en diferentes entornos
de la sociedad.
Retos en educación
En el
conversatorio se reflexionó sobre la necesidad de generar transformaciones
desde la primera infancia, ya que la escuela es el lugar en donde sufren las
infancias diversas, porque allí se perpetúan, acompañan y reproducen las
desigualdades de género. Natalia Pinilla, docente e investigadora del IDEP
afirmó que es importante ser conscientes de cómo se conciben las infancias,
entendiendo que son sujetos de memoria, desarrollo, historia y política que
deben ser parte de la construcción de una sociedad humanizada.
Y el reto
continúa en la educación media y superior. Las instituciones de educación deben
desarrollar un papel importante en los escenarios de aprendizaje y en la
transversalización en torno al discurso, la filosofía y la convicción sobre la
equidad de género en procesos administrativos, tecnológicos, pedagógicos y
didácticos para garantizar entornos educativos no sexistas, libres de
discriminación y violencias.
Carolina
Jurado, directora de la Oficina de Inclusión del Politécnico Grancolombiano,
compartió las acciones que vienen adelantando varias universidades para que las
mujeres ya no tengan que hacer malabares a la hora de generar procesos
científicos, desarrollar procesos educativos y asumir la responsabilidad del
cuidado en la vida cotidiana; sin embargo, afirmó que es necesario seguir
democratizando la educación para que no siga siendo un privilegio de unos
cuantos que están en lugares donde las condiciones de infraestructura y
tecnología están dispuestas, mientras que las regiones siguen enfrentando
dificultades para acceder a una educación con equidad.
La UNESCO
reveló que solo una de cada diez mujeres estudia en la universidad y menos de 2
% elige una de las carreras STEM (acrónimo de los términos en inglés de
ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) debido a que son históricamente
masculinizadas. Esto se evidencia principalmente en los territorios donde las
mujeres tienen muy marcado que su proyecto de vida debe estar alejado de esas
áreas que son exclusivas para hombres.
Nadia Sánchez |
Para aplicar
acciones concretas y garantizar el cierre de brechas de género, la fundación
She Is creó el programa ‘Ella es astronauta en Colombia’, con el fin de
fortalecer habilidades y capacidades en educación STEM de niñas y adolescentes
en condiciones de vulnerabilidad, para que transformen sus situaciones y rompan
los sesgos sociales que les impiden tener oportunidades de acceso a educación
en esas áreas.
No obstante,
en el ejercicio académico se siguen perpetuando situaciones en el sistema donde
se justifican ciertas actuaciones por ser mujer u hombre. Por ejemplo, en las
facultades de educación la proporción de estudiantes es aproximadamente 80 %
mujeres y 20 % hombres; y en los programas de cuidado de la infancia o de
enfermería es 95 % mujeres y 5 % hombres. Este es un panorama que reafirma la
importancia de hablar sobre género de manera interdisciplinar desde la primera
infancia, para que desde allí se distribuyan labores y roles de manera no
tradicional, lo que ayudaría a combatir de manera directa los sesgos
inconscientes basados en género.
La ciencia y las
mujeres
La sobrecarga
de trabajo y reproductiva se apuntó internacionalmente como una de las
principales causas de abandono o retraso de las carreras científicas femeninas,
según datos de la UNESCO. Esto lo reforzó una encuesta realizada a 5000
cientistas del sur global por la Organización para las Mujeres en Ciencia para
el Mundo en Desarrollo (OWSD), en la que
se observó que, durante pandemia, el 61 % se dedicó al cuidado de
menores, el 56 % de las investigadoras tuvo que interrumpir sus trabajos
empíricos, el 52 % gastó más tiempo en tareas domésticas, el 44 % tuvo que
reducir la jornada laboral para conciliarlo con los trabajos
reproductivos, el 31 % redujo las tareas
docentes, el 22 % redujo la asistencia a cursos, el 17 % suspendió las fuentes
de financiamiento, el 16% no pudo presentar las propuestas para recibir fondos
y un 5% entregó con retraso sus publicaciones.
“Como
consecuencia del confinamiento se agudizó la crisis de cuidado aumentando la
carga global de trabajo en las mujeres, llegando a tener a su cargo el 76 % de
todas las horas de trabajo del cuidado no remunerado y el doble o triple
jornada laboral. Esta disparidad las empujó a inserciones productivas precarias
con desigualdad salarial e interrupción de su trayectoria educativa y laboral.
Además, se disminuyó el tiempo para el cuidado de ellas mismas, lo que ocasionó
altos niveles de agotamiento emocional y físico, lo que acarreó problemas de
ansiedad, culpabilidad, sedentarismo, falta de sueño y dificultades para
negociar los espacios personales con laborales”, explicó Carol Pavajeau,
psicóloga y docente investigadora de la Pontificia Universidad Javeriana.
Sobre el cuidado y
la maternidad
Cuando las
mujeres le apuestan a su desarrollo personal, social, profesional y de pareja,
comúnmente se enfrentan a una sociedad que las cuestiona de acuerdo con los
estereotipos sociales, por lo que en muchas ocasiones se ven obligadas a
negociar su dinero, afecto, tiempo y trayectoria profesional. Ahora bien,
cuando las mujeres deciden ser madres, enfrentan aún más retos y desafíos
porque la sociedad considera que no van a encontrar el equilibrio que necesitan
para mantener las esferas de la vida alineadas y coordinadas, lo que las hace
elegir entre desarrollar un rol o el otro. Si bien los hombres también
enfrentan tener que encontrar este equilibrio, son las mujeres quienes se
enfrentan a un malabarismo social en una sociedad desigual.
¿Qué acciones tomar?
Urgen los
cambios. Todos los sectores de la sociedad deben contribuir para que las leyes
o políticas públicas que ya existen en materia de equidad se conviertan en
realidades a través de acciones concretas que generen un mayor impacto que sea
sostenible en el tiempo. Esto garantizará que las mujeres se vuelvan
replicadoras de estos procesos en todas las áreas y agentes de cambio a corto,
mediano y largo plazo.
Además, se
deben pensar asuntos estructurales para que existan políticas de cuidado con
enfoque de género reales para las trabajadoras académicas al interior de las
universidades y articular esfuerzos para extender dichas políticas al resto de
la sociedad, pues de las 93 instituciones de educación superior que pertenecen
a la Asociación Colombiana de Universidades, solo 10 tienen políticas de género
que están referenciadas en sus páginas web; es decir hay una ausencia al
interior de las IES en materia de política de género.
También es
necesario seguir incentivando espacios de reflexión donde los hombres
participen de manera activa en la discusión, porque el cambio sin duda va a
estar de una manera importante en cabeza de ellos para que las mujeres sigan
participando en escenarios académicos, científicos, políticos al ser ellos
quienes incentivan, motivan, aplauden, reconocer y viabilizan esas
participaciones.
Y es
indispensable llegar a los territorios estimulando la participación de las
mujeres en la educación para que ingresen a las instituciones, permanezcan,
obtengan su título profesional en las diferentes disciplinas y se incluyan en
las cadenas de valor o en las líneas de empleo sostenible. Pero para lograrlo,
es necesario alinear y generar sinergias con la academia, sociedad civil,
sector público y sector privado para que se puedan ejecutar planes de acción
que rompan estereotipos, disminuyan brevas y brinden oportunidades, entendiendo
los diferentes contextos culturales.
Fuente: Laura
Ximena Orjuela
Jefe de
Prensa
Ajuste de
contenido y diagramación: bersoahoy.co
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