Eduardo Remolina Ordóñez.
Por qué decidió respaldar a Horacio serpa y a Fernando Vargas.
“Con Horacio Serpa Santander tendría a un líder con reconocimiento nacional e internacional, de excelentes calidades, conocimientos y experiencia en el manejo de lo publico. Horacio Serpa es un hombre justo y ejemplar que por su conducta y espíritu de lucha, constituiría la mejor garantía para el departamento.” Así respondió inicialmente el ex alcalde Eduardo Remolina Ordóñez.
Agregó que con Horacio Serpa el departamento de Santander tendría excelentes oportunidades por el espíritu de liderazgo nacional e internacional.
La competitividad
Manifestó Eduardo Remolina que en los próximos 4 años el departamento de Santander no puede quedarse estancado de esa tarea que representa la necesaria competitividad para poder ingresar al plano internacional con nuestra producción y esa facilidad la tiene Horacio Serpa por sus contactos externos que tiene, dijo.
La competitividad no puede limitarse a unos cuantos mercados, sino competitividad en conocimientos, confianza y transparencia de las instituciones y la provisión eficiente de los bienes públicos como la salud, educación y seguridad.
En relación con Bucaramanga.
Fernando Vargas es un hombre sencillo, familiar, generoso y batallador que ha demostrado en su vida que logra resultados. Y en este punto vale recordar -dijo- la cita de “Piter Dooker” que señala, que por una idea y un centavo de dólar invertido, se puede alcanzar un millón de dólares al hacer realidad un proyecto.
Eduardo Remolina manifestó que hasta el momento no ha habido candidato alguno a la alcaldía de Bucaramanga, que esté tan conciente de ejercer una de las principales funciones de las autoridades, como es la de ser animador del desarrollo territorial. Por eso Fernando Vargas es la alternativa para Bucaramanga, pues le apunta a un desarrollo preactivo y la sociedad debe salir al encuentro de su propio mejoramiento, apuntó el ex presidente del Directorio Liberal departamental y manifestó que todos tenemos que ir en la búsqueda del propio bien, articulando el territorio nuestro con el exterior, e insertando la economía local en la economía global. Es que el progreso no surge, sino de mirarse a sí mismo, de reconocerse y de criticarse. En hora buena hemos reconocido, como lo dice Fernando Vargas, que somos una economía parroquial, puntualizó.
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