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jueves, 7 de julio de 2016

Las huellas de la corrupción política, reflejadas en la vía trasversal Puerto Boyacá – Otanche

Una de las zonas promesa de colombia en el anonimato
Por: Bernardo Socha Acosta
Panorámica de Otanche. Foto: festivaldeculturaotanche.blogspot.com
Las huellas del pasado tenebroso de la corrupción política que aún mantiene a muchas regiones de Colombia marginadas de la civilización,  están reflejadas en la vía trasversal 60, entre Puerto Boyacá  en el Magdalena Medio, pasando la serranía de Quinchas, para llegar luego a Otanche.  Aquí ya se llega parcialmente a la civilización, con la vía pavimentada en la mayor parte, hasta llegar a San Pablo de Borbur,  Pauna y Chiquinquirá.
Pero hay que ponerse en el plano de quienes viven en esa otra Colombia, para poder entender por qué muchos se han rebelado y protestan contra el sistema que nos ha gobernado. 
En concepto de los moradores de esa región, la carretera figura pavimentada en los archivos del desaparecido Ministerio de Obras, hoy Ministerio del Transporte, lo que indica que los gobiernos de turno hicieron sus aportes para la rectificación y pavimentación de esa importante trasversal de Colombia, pero como afirman sus habitantes: la “platica” se quedó en los bolsillos de los políticos de turno.
Este es uno de los mejores  pasos que tiene la vía. En los traumáticos ni se puede parar 
Eso indica que a pesar de tantos años, esa vía que es aún una “trocha” sirvió de caballito de batalla de muchos politiqueros que  a base de engaños conseguían sus votos, y no se sabe cuántas  otras  partidas  asignadas en el presupuesto nacional, volvieron a esfumarse.
Dicen los  habitantes  que habitan  las zonas rurales de los municipios de Puerto Boyacá y Otanche, con influencia a  esa carretera, que la vía figura pavimentada porque en el pasado los políticos se apoderaban de los aportes que hacía la nación  con destino a la pavimentación de ese eje vial.  
Esta es una milésima parte del estado lamentable de  la vía
En esta vía trasversal, de 102 kilómetros, (Puerto Boyacá – Otanche) se ha quedado la ilusión de numerosas familias que se ven privadas del derechos a explotar adecuadamente la riqueza agrícola de las fértiles tierras, por el sometimiento a que han estado de manos de los gobiernos de turno, pero con la culpa de los políticos.  En esa región se pierden los alimentos porque vale más llevarlos a los centros de consumo, que el valor del artículo.  Muchos dueños de finca se envejecieron y murieron esperando ver  cumplidas tantas promesas de quienes cada dos y cuatro años llegaban a ofrecerles la redención.  
Por fortuna y tras largos años, solo en el actual gobierno nacional, se inició el rescate de  esos 102 kilómetros que para cruzarlos  debe proveerse de un vehículo de doble tracción. Los moradores manifiestan  que a pesar de la importancia de la trasversal, que comunica a la zona limítrofe de Boyacá con Antioquia (divididos solo por el río Magdalena) y el centro del departamento como Tunja,   las empresas transportadoras  no han abierto el paso de buses  entre Puerto Boyacá y Otanche, debido, repetimos, por el mal o pésimo por decir poco, estado de esa trasversal.
Este es el tramo trágico (línea azul) que hay entre  Puerto Boyacá y Otanche
Son 102 kilómetros   sometidos al olvido, y solo los audaces conductores con vehículos “mochileros” se ven de vez en cuando por allí arriesgando la propia vida y la de los ocupantes, que no tienen otra opción  para salir, bien a los centros urbanos de Otanche, o a Puerto Boyacá.   No hay otra forma de salida.
Por esa desidia que data  de los últimos 50 años, numerosas familias han tenido   que emigrar, muchas veces indigentemente a los centros urbanos en busca de alguna oportunidad, dejando esa extensa y rica despensa  ganadera y agrícola que bordea la serranía  de Quinchas,  colina que por fortuna fue declarada por las autoridades ambientales en un parque natural que se extiende por territorio de Boyacá y varios municipios del Sur de Santander. Esta determinación de las autoridades ambientales incorpora la civilización a esa zona selvática, y da la oportunidad  de proteger la riqueza acuífera que se  desprende del lugar y tras recorrer kilómetros, se convierte en el más codiciado bien como es el agua que recorre las cañadas y quebradas, hasta convertirse en caudalosos yacimientos, entre ellos el río minero.  (Grafica: Serranía de las  Quinchas Foto: Google)
Porque, como una paradoja, es que en medio de tanto abandono del estado en el pasado, por yerro de los políticos, la naturaleza sale al paso para ofrecer su riqueza natural representada en extensa selva, la fauna y yacimientos de agua entre otras.  Y es que no se sabe con certeza, qué otros inconmensurables tesoros se encuentren bajo el subsuelo de esa zona, porque, bordeando la cordillera, se encuentran los territorios de, San Pablo de Borbur, Coscuez,  y más adentro, Muzo, potenciales productores de   esmeraldas.
Y decíamos que por fortuna en los últimos 6 años  la nación incorporó ese frente, al plan nacional de vías  y ya  unos kilómetros  antes, entre Puerto Boyacá  y Otanche se encuentran cuadrillas de trabajadores y maquinaria  laborando en la segunda fase de esa troncal 60.  La primera fase que está a punto de terminar y se halla entre  Otanche y Pauna.
Este es uno de los 18 puentes que se han construido
En la segunda fase los contratistas ya han construido unos 18 puentes, en un trayecto de algunos 30 kilómetros. Esto quiere decir que faltan aún unos 72 kilómetros  que se encuentran en las peores y difíciles condiciones para transitar  dentro de una troncal carreteable  de la nación que en los mapas de los buscadores web figura como una de los principales formas de comunicación terrestre. Y es que para quienes no conocen bien esta trasversal, (60) es necesario decirles que la vía parte de Tunja y  pasa por sitios importantes como Villa de Leyva, Ráquira, Chiquinquira, Pauna, San Pablo de Borbur, Otanche y luego de pasar por la serranía de Quinchas y una espesa  selva, llega a Puerto Boyacá, donde empalma con la Ruta del Sol y luego   cruza el río Magdalena y continúa por Puerto Triunfo, en el departamento de Antioquia; sigue pasando por Doradal y continúa su largo recorrido, hasta llegar a Medellín. De aquí sigue su curso  hasta el occidente colombiano, llegando a  Quibdó, Chocó, donde muere esa troncal 60. 
Esta es la Ruta del Sol en Puerto Boyacá, donde parte la  vía  que conduce a Otanche 
Eso indica la importancia capital de esta vieja vía trasversal aludida, que por infortunio del pasado político, apenas en el presente comienza a verse asomar la civilización,  de la que  bien pudiera haber disfrutado desde hace algunos  25 o 30 años.  Por eso decimos que en esta troncal vial de la nación se encuentran aún las huellas  del pasado político  que tanto daño le hizo a las comunidades   y tanto atraso le trajo al país. Fotos: http://www.bersoahoy.co  (Edwin Bernardo Socha Patiño)

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