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viernes, 17 de junio de 2022

América Latina no es ajena a los riesgos de sequía

Por: Laura Ximena Orjuela
Bogotá, 17 de junio de 2022. – La escasez de agua en el mundo ya mantiene a unas 700 millones de personas en riesgo de desplazamiento en busca del vital líquido, advierte el analista Ramon Gabriel Aguilar, docente en Gestión Ambiental del Politécnico Grancolombiano.

Las Naciones Unidas establecieron el 17 de junio como el día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía en 1994, una jornada para concienciar a la humanidad sobre los devastadores efectos que estos dos fenómenos tienen en el medio ambiente y en la supervivencia humana.

Lamentablemente este día recuerda un éxodo masivo que provoca las áreas desérticas progresivas que aumentan cada año por la acción humana, la escasez de agua y la lucha por suelos fértiles que provocan conflictos sociales y desplazamiento en todo el mundo. Irónicamente enfatiza los resultados de los conflictos africanos y latinoamericanos por áreas de cultivo, por el agua y por el suelo cada vez más degradado por acciones antrópicas.

Ramon Gabriel Aguilar, Docente tecnología en Gestión Ambiental del Politécnico Grancolombiano, analiza el actual panorama de esta problemática que afecta a todo el mundo: “La desertificación degrada el potencial natural de los suelos especialmente cuando hay procesos de deforestación o perdida de la capa fértil. El suelo se empobrece, su productividad, biodiversidad y capacidad de regeneración disminuyen a ritmos alarmantes. Los factores climáticos y humanos como el sobrepastoreo, la sobreexplotación, la deforestación y los sistemas de riego insostenibles o perjudiciales para el medio ambiente contribuyen a este proceso tan alarmante que está incluido en la Agenda 2030 del Desarrollo Sostenible, dependen del hambre cero y del fin de la pobreza”.

Hace referencia a lo que sucede en los países menos desarrollados como África y América Latina, donde hay más éxodo por la desertificación, afirmando que se da principalmente por actividades mineras y destrucción de ecosistemas estratégicos claves para la sostenibilidad y resiliencia. “Cada vez es más común ver los animales desnutridos, territorios enteros contaminados con químicos con un olor nauseabundo por las aguas estancadas. Este es el caso de Zimbabue, donde el tantalio que consumimos en nuestros celulares es la desgracia de poblaciones en la esclavitud tecnológica y extracción de minerales raros”.

La deforestación por acción humana causa la desertificación y la erosión del suelo, se pierden elementos vitales como los minerales y los nutrientes necesarios para la fertilidad biótica. Sin estos, las personas no pueden cultivar, la gente pierde su base de producción agrícola, su fuente de alimentos e ingresos, incluso todo su medio de vida. La conservación de los recursos hídricos y la promoción de la agricultura y la silvicultura sostenibles en las zonas afectadas, son bases de la ley de acción climática, la ganadería sostenible y la preservación de los ecosistemas estratégicos.

Sin embargo, para el docente Aguilar, las estrategias sustentables por medio de los ODS están quedando cortas frente a la adversidad social, enajenada por la devastación de áreas fértiles, donde los ciclos naturales se ven cercados por la destrucción de ecosistemas estratégicos, como selvas húmedas, manglares, humedales y páramos.

Y es que los datos son muy preocupantes. Aproximadamente un tercio de las áreas protegidas son deforestadas para productos madereros y extracción de minerales. Millones de personas sufren las consecuencias ecológicas, económicas y sociales de la desertificación y la erosión del suelo. La desertificación está vinculada a la pobreza de los habitantes de las regiones afectadas, especialmente en América Latina y África. Para sobrevivir, las comunidades no tienen más remedio que sobreexplotar el suelo y muchas veces los alimentos están contaminados con metales pesados. La corrupción y la tenencia de la tierra hacen que zonas protegidas como ecosistemas estratégicos, sean destinados a la minería, pastoreo y monocultivos.

En Colombia las acciones deben ser concretas. La Ley de Acción Climática, articulada con la Agenda 2030 y los ODS, busca la descarbonización a 2050, reducir las emisiones por medio de políticas que controlen la deforestación y metas del país para el control de actividades contaminantes en los sectores como la minería, actividad pecuaria y agricultura intensiva. Otra ley del 2021 que marcará el seguimiento en la lucha contra la desertificación es la Política para la Ganadería Bovina Sostenible, que garantiza el control de los efectos de la actividad ganadera y la cohesiona con los sistemas de control nacional que buscan reducir la deforestación y la destrucción de zonas de importancia únicas en Colombia, como la política de control de la deforestación en áreas protegidas como zonas de parques naturales, santuarios de flora y fauna, área natural única, reserva natural y vía única.

“La resiliencia climática que los ecosistemas estratégicos afrontan frente a la acción humana será clave para detener el proceso de desertificación y sequía que estamos afrontando en los territorios. La ley de ‘áreas de vida’ que promueve la obligatoriedad para las empresas de sembrar especies endémicas para la restauración ecológica, serán insuficientes si no se controla la minería ilegal, los cultivos ilícitos y la deforestación”, agregó el docente Aguilar.

Fuente: Jefatura de Prensa POLI.

Ajuste de contenido y diagramación: bersoahoy.co

miércoles, 17 de octubre de 2012

Perentoria hambruna mundial por falta de alimentos

Fuente: SitiosArgentina.com.ar
La falta de lluvias será el principal factor
Las reservas de granos del mundo son tan peligrosamente bajas que el clima severo en EE.UU. u otros países exportadores de alimentos podría provocar una considerable hambruna el próximo año, advirtieron las Naciones Unidas.
Las cosechas fallidas de este año en EE.UU., Ucrania y otros países han reducido las reservas a su nivel más bajo desde 1974. EE.UU., que ha sufrido olas de calor y sequías récord en 2012, tiene ahora en reserva una cantidad históricamente baja de 6,5% del maíz que espera consumir el próximo año, dice la ONU.
“No estamos produciendo la cantidad que consumimos. Por eso las existencias han bajado tanto. Los suministros son ahora muy limitados en todo el mundo y las reservas están a un nivel muy bajo, lo que no deja espacio para eventos inesperados el próximo año”, dijo Abdolreza Abbassian, economista sénior de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Como el consumo de alimentos ha excedido la cantidad cosechada durante seis de los últimos 11 años, los países han reducido recientemente sus reservas de un promedio de 107 días de consumo hace 10 años a menos de 74 días.
Los precios de los principales cultivos de alimentos como trigo y maíz se acercan ahora a los que provocaron disturbios en 25 países en 2008. Cifras de la FAO publicadas esta semana sugieren que 870 millones de personas están desnutridas y que la crisis alimentaria aumenta en Medio Oriente y África. Se espera que la producción de trigo de este año sea 5,2% inferior a 2011, y que los resultados de la mayoría de los demás cultivos, con la excepción del arroz, también bajen, dice la ONU.
Las cifras aparecen mientras uno de los más destacados ecologistas del mundo emitió una advertencia de que el suministro global de alimentos podría colapsar en cualquier momento, causando hambre a otros cientos de millones de personas, provocando disturbios generalizados y derrocando gobiernos. En una impactante nueva evaluación de las perspectivas de satisfacer las necesidades alimentarias, Lester Brown, presidente del centro de investigación Earth en Washington, dice que el clima ya no es fiable y que las demandas de alimentos crecen tan rápido que es inevitable una crisis, a menos que se tome una acción urgente.
“La escasez de alimentos debilitó a anteriores civilizaciones. Vamos por el mismo camino. Cada país se las arregla solo actualmente. El mundo vive de un año para el otro”, escribe en un nuevo libro.
Según Brown, estamos ante el comienzo de una interrupción del suministro de alimentos con una acometida de los especuladores a fin de “apoderarse” de millones de kilómetros cuadrados de tierras agrícolas baratas, la duplicación de los precios internacionales de alimentos en una década y la dramática disminución de las reservas alimentarias de los países.
Este año, por sexta vez en 11 años, el mundo consumirá más alimentos de los que produce, en gran parte debido al clima extremo en EE.UU. y otros importantes países exportadores de alimentos. Oxfam dijo la semana pasada que el precio de productos básicos, incluidos el trigo y el arroz, podría duplicarse en los próximos 20 años, amenazando con desastrosas consecuencias para gente pobre que gasta una gran parte de sus ingresos en alimentos.
En 2012, según la FAO, los precios de alimentos ya están cerca de niveles récord, ya que han aumentado 1,4% en septiembre después de un aumento de 6% en julio.
“Estamos entrando en una nueva era de aumento de los precios de los alimentos y de propagación del hambre. Los suministros de alimentos se restringen por doquier y la tierra se está convirtiendo en la mercancía más buscada mientras el mundo pasa de una era de abundancia de los alimentos a una de escasez”, dice Brown. “La geopolítica del alimento está eclipsando rápidamente la geopolítica del petróleo”.
Sus advertencias aparecen mientras la ONU y gobiernos del mundo informaron de que el extremo calor y la sequía en EE.UU. y otros grandes exportadores de alimentos habían afectado considerablemente las cosechas y causaron un aumento en espiral de los precios.
“La situación en la que estamos no es temporaria. Estas cosas pasarán continuamente. El clima está en un estado de cambio y ya no existe una condición normal.
“Estamos comenzando un nuevo capítulo. Veremos inestabilidad alimentaria en muchos sitios más.
“La agresión armada ya no es la principal amenaza para nuestro futuro. Las amenazas decisivas en este siglo son el cambio climático, el crecimiento de la población, mayor escasez de agua y el aumento de los precios de los alimentos”, dice Brown.
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

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