Los niños,
niñas y adolescentes migrantes se han venido convirtiendo en las víctimas
elegidas por las bandas de microtráfico colombianas, una problemática alarmante
que traspasa las barreras y afecta a más de un país.
La Unidad de
Investigación Periodística del Politécnico Grancolombiano, realizó un trabajo que reveló cómo los menores de edad migrantes
están siendo involucrados en este lucrativo negocio. Son elegidos porque son
las ‘fichas perfectas’ para encargarse de la venta y distribución de
sustancias psicoactivas, al reducir el riesgo de pérdida, debido a que los
menores pasan desapercibidos ante las autoridades.
Es claro que
la migración de personas venezolanas, en extremas condiciones de pobreza, es
aprovechada porque representa mano de obra barata, lo que ha ocasionado
aumentos significativos anuales en las cifras de aprehensión.
Según datos
entregados por la Policía Nacional a la UIP, en los últimos seis años, 418 menores de edad de nacionalidad venezolana han sido aprehendidos,
lo que evidencia el interés de las estructuras delictivas por esta población vulnerable.
En ocasiones son engañados y seducidos aprovechando su necesidad de tener una
vida con mejores condiciones económicas; pero, en otras, son obligados de forma
violenta. Además, se aprendieron 7 menores ecuatorianos, 2 peruanos y 2
panameños.
Juan Manuel
Núñez, asesor de la Dirección de Política
de Drogas y Actividades Relacionadas del Ministerio de Justicia, en entrevista
para la Unidad investigativa, analizó que entre más aislado se deje a la
población migrante de los servicios institucionales o de la acogida por parte
de la comunidad colombiana, más a merced de los criminales van a estar, ya que
ellos actúan rápido ofreciéndoles protección y empleo, para lograr sacar
provecho de su condición.
Entre tanto, Claudia
Sánchez, directora técnica de Visión Mundial, le contó a la UIP que le
llama la atención los lugares fronterizos de Colombia como espacios carentes de
presencia Estatal y, por lo tanto, con dominios de estructuras delictivas: “Un
ejemplo es Buenaventura (Valle del Cauca). Es un puerto, y ahí influyen muchos
intereses y el control que tienen los diferentes grupos, y el peligro que
representan para muchos niños, niñas y adolescentes principalmente, porque
están en un bando o están en el otro, y si no pues van y los matan, y eso es
una realidad”.
Estos datos reflejan una cruda realidad, donde las bandas de microtráfico ejecutan dinámicas a costa de la vulnerabilidad de los menores de edad y se convierten en uno de los mayores y más graves flagelos que azotan el equilibrio social, al atentar contra el bienestar, sacar provecho de la necesidad, inocencia, falta de control parental, núcleos uniparentales, situaciones complejas y dificultades en el proceso de escolarización de los niños, niñas y adolescentes que se ven involucrados.
Este fenómeno
que sigue expandiéndose debido a que no existen garantías, ni políticas
públicas implementadas de manera oportuna y asertiva por parte del Estado, sino
que por el contario se investigan y transcurren de manera lenta, al no contar
con los recursos humanos, tecnológicos y económicos necesarios para hacerle
frente a esta problemática. Esto pone en riesgo la vida, el bienestar, la
dignidad, las oportunidades, los sueños y los derechos de todos los menores de
edad, tanto nacionales como extranjeros.
Consulte más
cifras, datos e historias aquí:
https://bandasmicrotrafico.poligran.edu.co/texto.html
Fuente: Oficina
comunicaciones POLI (Laura Ximena Orjuela) Jefe de Prensa
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