En cuanto al
trimestre de mayo a julio del presente año, la tasa de desempleo para las
mujeres fue de 13,9 % y para los hombres de 8,8 %.
Según el
DANE, la reducción de la población desocupada en julio de 2022 para el total
nacional fue mayor en las mujeres (-214 mil) que en los hombres (-130 mil).
Según los rangos de edad, esta disminución se focalizó en las mujeres de 25 a
54 años (-142 mil) y en los hombres en el rango de edad de 15 a 24 años (-76
mil). En las 13 ciudades y áreas metropolitanas, la mayor disminución de la
población desocupada también se presentó en las mujeres de 25 a 54 años (-104
mil) y en los hombres de 15 a 24 años (-76 mil).
Ante este
panorama que afecta directamente a las mujeres colombianas, muchos se preguntan
qué tanto pueden hacer el Estado y las diferentes organizaciones para
contribuir a disminuir la brecha de género en el mercado laboral.
Las docentes,
Laura Cristancho, Nancy Ríos y Marisol Salamanca, del programa de
Economía del Politécnico Grancolombiano, explican por qué es importante que
apuesten a la igualdad de género y el empoderamiento económico de las mujeres,
al reconocerlas como agentes generadoras de crecimiento y el desarrollo en sus
diversos roles laborales.
“Las mujeres
representan más de la mitad de la población en el mundo, sin embargo, su
contribución a la actividad económica y al crecimiento económico está muy por
debajo de su potencial. En el campo empresarial, las mujeres ocupan solo el 15
% de cargos directivos y solo el 14 % son dueñas de sus empresas”, analizan las
docentes.
De acuerdo a
WEConnect International (Investigaciones del Banco Mundial de las Naciones
Unidas), las mujeres son los motores de la economía como líderes de negocios,
empleadas, consumidoras y emprendedoras; producen el 66 % del trabajo mundial,
el 50 % de los alimentos, pero ganan sólo el 10 % del ingreso y son dueñas del
1-2 % de las propiedades.
A pesar de
los significativos progresos logrados por las mujeres desde el siglo pasado
hasta hoy, en lo que concierne al mercado laboral persiste una clara división
entre hombres y mujeres, hecho que se agudizó en la pandemia COVID-19. Esto en
razón a que las mujeres generalmente son las que ejecutan los trabajos no
remunerados del cuidado en el hogar, y, cuando tienen un empleo remunerado,
presentan barreras de ascenso y permanencia.
¿Cuáles son las
principales causas?
Fedesarrollo centra esta problemática en tres puntos principales. El primero de ellos es el acceso a la educación superior, ya que las mujeres en Colombia tienen una menor probabilidad de escoger programas de ciencias tecnológicas, ingenierías y matemáticas, siendo estos los que más están creciendo en demanda. Segundo, las mujeres tienen mayor escasez de tiempo por las tareas domésticas y del cuidado, lo que les dificulta adoptar cambios tecnológicos en sus negocios o para desarrollar ciertas habilidades para sus trabajos. Por último, los emprendimientos iniciados por mujeres se dan más por la necesidad de tener flexibilidad de horarios que, por oportunidad, así que estos se centran en los sectores de servicios, comercio, educación y salud.
Las docentes
del Politécnico Grancolombiano destacan que es evidente que en Latinoamérica
las fallas del mercado y la discriminación reducen las posibilidades de las
mujeres para conseguir un empleo en condiciones salariales adecuadas, que sus
posiciones y su posibilidad de desarrollarse plenamente es reducida, ya que la
representación femenina en los altos cargos y entre los empresarios, es baja. A
nivel mundial, en 2021 solo el 43,2 % de las mujeres en edad de trabajar
estarán empleadas, frente al 68,6 % de los hombres en edad de trabajar.
Indudablemente,
la pandemia del COVID-19 generó un retroceso de más de una década en los
avances que se han logrado en materia de participación, ocupación, condiciones
y mercado laboral, lo que a su vez ocasionó una crisis que impactó
negativamente de las mujeres en América Latina y el Caribe. Las mujeres tienen
una distribución en el mercado laboral en ciertos sectores que fueron los que
más sufrieron y que todavía no han logrado tener una recuperación, estando por
debajo en el nivel de ocupación de cuántas personas contratan. Los sectores más
afectados corresponden a hotelería, restaurantes, actividades de servicios y
del sector de los hogares.
Se aumentaron
las brechas entre hombres y mujeres en el mercado laboral, las mujeres
perdieron sus empleos a un ritmo mucho mayor que los hombres. Además, la
pandemia tendió a exacerbar las desigualdades de género existentes en aspectos
como el acceso a soluciones digitales y al sector del e-commerce. Las mujeres
estuvieron más expuestas al virus por los sectores económicos en los que se
desempeñan, afectándose su participación en el mercado laboral y educativo.
Finalmente, se aumentó la carga de cuidado para las mujeres, especialmente para
aquellas que pertenecen a los hogares más pobres y se aumentó la violencia.
¿Qué se puede hacer?
La docente
del Politécnico Grancolombiano, Marisol Salamanca, analiza las acciones que se
deben emprender desde las empresas, las instituciones de educación superior y
el Estado:
Desde las
organizaciones, las políticas de responsabilidad social empresarial RSE son
determinantes, pues desencadenan en buenas prácticas y en indicadores de
productividad. Contribuyen a reducir las brechas de género a través de la
generación de oportunidades de equidad, seguridad y dignidad humana, para
hombres y mujeres en condiciones igualitarias.
De igual
manera, se reconoce el papel que juegan las Instituciones de Educación
superior, como aporte desde la responsabilidad social universitaria RSU y el
compromiso que se debe generar en torno al desarrollo y formación profesional.
Desde las aulas, se evidencia la importancia de formar a los futuros
profesionales en conocimientos transversales a todas las formaciones, de manera
que al momento de ejercer puedan contribuir a la promoción de estas políticas.
También es
clara la existencia de políticas por parte del Estado que buscan promover la
equidad. El gobierno actual del presidente Gustavo Petro le apuesta a la
paridad de género, desde su plan de Gobierno, partiendo de la promesa “el
cambio es con las mujeres”, que obliga a que las mujeres ocupen mínimo el 50 %
de los cargos públicos. “Pero este es apenas el inicio, así que el objetivo
será hacer seguimiento a la continuidad de estas políticas, pues no solo basta
con los nombramientos, sino cómo pueden contribuir a un proceso de
transformación y permear más organizaciones tanto públicas como privadas”,
concluyó la docente.
Fuente: Prensa
Politécnico grancolombiano.
Ajuste de
contenido y diagramación: bersoahoy.co